miércoles, 7 de septiembre de 2011

¿Ex ministra de qué?




Los estudiantes abrirán las grandes alamedas


"(...) Mucho más temprano que tarde, de nuevo se abrirán las grandes alamedas por donde pase el hombre libre para construir una sociedad mejor". Así concluía Salvador Allende su último discurso en el Palacio de la Moneda, al tiempo que Pinochet y sus secuaces daban el golpe de Estado el fatídico 11 de septiembre de  1973. Como predijo Allende, por fin ha llegado el momento de abrir las grandes alamedas. Los estudiantes chilenos se han puesto el mono de trabajo con la ilusión de construir una sociedad mejor...y el primer paso es la educación.



Todo comenzó en mayo de este año. Los estudiantes, hartos del sistema educativo chileno, iniciaron y siguen protagonizando a día de hoy la mayor movilización desde el retorno de la democracia. Las razones son tan simples como demoledoras; actualmente, sólo el 25% del sistema educativo es financiado por el Estado, mientras que los estudiantes están obligados a aportar el otro 75%. En términos económicos la situación es más escalofriante todavía, ya que un año de Universidad pública asciende a 5.200€, mientras que el sueldo mínimo es de 227€. Es decir, el estudiante chileno tiene que pagar un promedio de 1,8 salarios mínimos mensuales para un año de Universidad, lo que se traduce en jornadas de más de 14 horas diarias. 

No hace falta irse por las ramas. La inmensa mayoría de la población (el 70% lo respalda) tan solo quiere renovar el sistema educativo que dejó como herencia el régimen pinochetista. Durante dicho régimen, concretamente en 1986, se estableció que la educación debía pasar a ser gestionada por las municipalidades en vez de por el Estado, lo que generó una desigualdad económica abismal dentro del propio país. Con esta treta, además, se ha conseguido reducir paulatinamente el porcentaje de PIB destinado a un sector tan importante como el educativo. Los datos hablan por sí mismos: En 1973 (último año de gobierno de Allende) se dedicaba un 7,4% de su PIB a la educación, mientras que en la actualidad solamente se dirige un 3,7%.   

Tras meses de paralizaciones y negociaciones frustradas todavía no se han conseguido las pretensiones iniciales, no obstante, se ha dado un duro golpe político al presidente ultra-conservador Sebastián Piñera, cuya popularidad ha descendido en picado. Esta caída histórica en la "aprobación presidencial", a pesar del paripé propagandístico que organizó alrededor de los pobres mineros chilenos, ha derivado en un cambio de gabinete. Dicho esto, queda patente que el pueblo se ha hecho escuchar; ahora sólo queda seguir luchando. Y la educación sólo es el principio. Eso sí, un principio muy prometedor.