jueves, 25 de agosto de 2011

Donde dije ahorra, digo gasta

Los políticos despilfarran el dinero y nosotros pagamos las consecuencias...la historia de siempre. Por eso, y nada más que eso, se va a privatizar el Canal de Isabel II. Tanto el Ayuntamiento como la Comunidad de Madrid necesitan dinero porque no supieron gestionarlo bien en su momento y se les ha ocurrido la genial idea de privatizar un bien común para enmendar sus errores. Eso sí, cuando reciban los 4.000 millones de euros por la venta, preferirán gastarlo en otro campo de golf antes que en un colegio público.

Todo este negocio, que parece injustificable, llega a la opinión pública como un favor que nos están haciendo, ya que nos dan la maravillosa oportunidad de ser propietarios, a través de acciones, de su empresa de aguas. Y yo me pregunto: ¿Acaso no éramos propietarios antes? ¿No es cierto que todos los ciudadanos somos dueños de un bien público como el agua? y lo peor de todo: ¿Quién puede invertir en tiempos de crisis? Pues los de siempre y son más bien pocos.



Más allá del engaño político que todo esto supone, tenemos que pararnos a pensar en las consecuencias que la privatización conllevaría. En el plano económico, las arcas públicas dejarían de percibir unos ingresos que el Canal actualmente genera; ingresos que irían a parar a futuros accionistas. Lo más grave, sin embargo, ocurriría en el plano medioambiental. En caso de que la empresa privada tuviese problemas financieros, se pondría en peligro el suministro de un servicio básico como es el abastecimiento de agua potable. Aspectos ambientales como la protección de riveras, los caudales ambientales o la depuración de aguas residuales quedarían relegados a un segundo plano, dado que no resultarían económicamente rentables.

Lo más contradictorio de este tema es que todas las "campañas de concienciación ciudadana" destinados a que la población ahorre agua se acabarían de un plumazo. Ya no interesaría, pues sería incompatible con la condición de empresa privada. Y una empresa no quiere reducir beneficios. Pues eso; donde dije ahorra, digo gasta. 


2 comentarios:

  1. Efectivamente, cuando el criterio motor es el lucro, valores más importantes como la seguridad –tanto para el suministro como para la salud– pueden quedar en un segundo plano. Y, para colmo, se añade un criterio no menos vil, el consumismo.

    Por desgracia, veremos cada vez más vilezas como éstas. Un cordial saludo.

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  2. Gracias por el comentario Juan Fernando. Lamentablemente tienes razón...este movimiento privatizador, que lleva ya un tiempo, no parece tener un fin cercano. Sin embargo, la gente tiene cada vez más conciencia política y esa conciencia viene con ánimo de movilizarse. Soy optimista y quiero pensar que al final se impondrá el sentido común, acabando entre todos con tanta insensatez política. Un abrazo.

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